lunes, 18 de agosto de 2008

El vicio ampliamente recompensado

Hoy, después de tres meses de no tener actividad académica (con unas pocas excepciones ahí por principios de julio), se inició otro ciclo escolar más. En teoría éste es mi quinto semestre en la carrera de Diseño. Pero en términos de tiempo transcurrido en total, me di cuenta que llevo ya once semestres en la universidad.

La mayoría de las personas que me conocen (si no es que todas), conocen el motivo de ese cambio de vocación que tuve hace ya dos años y medio. Un cambio radical para algunos, pero para mi, fue seguir sobre lo mismo, sólo que con diferente enfoque.

Antes, ir a la universidad para mi era como ir a la primaria, o a la secundaria o incluso, a veces, como en la prepa. Buscaba cualquier pretexto (válido, no válido) para no entrar a clases o, si me iba bien, ni siquiera pararme en las inmediaciones del campus. Realmente me parecía nefasto ir a clases. Eso de la ingeniería como que no era lo mío, lo cual llegué a pensar desde que estaba cursando el tercer semestre de Ingeniería en Sistemas Computacionales. Pero siempre pasaba algo, algún evento o situación que me convencía de quedarme. De darle una nueva oportunidad a la carrera.

Cada semestre que pasaba se iba poniendo más difícil, lo cual no era ninguna sorpresa. Cosa que no quise ver desde un principio. No se si era mi orgullo, o simplemente la negación, lo que me cegaba. La carrera no iba a cambiar y su dificultad iba a aumentar. Punto.

Lo que me quitó la venda de los ojos fue una inocente clase complementaria (es decir, opcional) que se llamaba "Programación Gráfica". Yo juraba que era lo mío y que en esa clase iba a aprender lo necesario y lo que estaba buscando de mi plan de estudios (en aquel entonces).

... Pero no fue así.

Ha sido la clase más frustrante que he tenido. Era horrible tratar de entender algo que todo mundo asentía con la cabeza y yo, sólo podía quedarme ahí, sin poder preguntar a nadie, debido a mi necedad de no hacer amigos en la carrera. Además... le perdí interés y suponía que al final se arreglaría la situación. Mágicamente todo se iba a revelar hacia mi como una aparición divina (con coros angelicales en surround y toda la cosa). Pero tampoco sucedió.

El proyecto final de esta difícil e incomprendible materia, era hacer un escenario en 3D con puro código en Java utilizando OpenGL (no pregunten, es todo lo que recuerdo). En equipos. La única persona que quedaba era otro pobre incauto como yo. Y pensé: "Puede que entre los dos nos saquemos mutuamente del apuro". Seguía en un craso error. Decidimos quedarnos en los laboratorios de cómputo toda la noche para terminar ese proyecto y ya, olvidarnos de él para siempre. Y como era de esperarse ni lo empezamos. No supimos cómo. No entendimos nada en todo el semestre y nunca se nos ocurrió preguntar. Intentamos cualquier medio (legal e ilegal) para sacar adelante el proyecto y esperar que el profesor fuera lo suficientemente idiota como para pasarlo por alto.

Eran las 3:00 AM y teníamos lo mismo que alguien que empieza de cero. Entonces, pasó lo que tenía que pasar... Nos rendimos. Nos pusimos a ver videos y botarnos de risa.

Cuando dieron las 6:00 AM yo había quedado de verme con un amigo para ir a desayunar y luego regresar a las 9:00 AM a clases. Mientras lo esperaba vino a mi mente un pensamiento, pequeño, simple e inocente.

"¿Y si me cambio?"

Esas cuatro palabras y dos signos de interrogación dieron pauta a que pensara más cosas al respecto. No me importaba nada más. Lo único que quería era salirme de ese mundo, un comienzo nuevo y porque no, una oportunidad para probar algo más. Algo diferente y buenísimo. O al menos mejor que donde estaba.

Tomé la decisión, fue la semana de finales más relajada que tuve, me olvidé de mis obligaciones rebrobé unas cuantas materias porque ya había tomado la decisión. Decisión que ahora considero como una de las mejores que he tomado en mi vida.

¿Por qué Diseño?

Después de hacer un poco de investigación entre amigos y conocidos. Me topé con un amigo que había aplicado más o menos la misma estrategia que yo estaba empezando a maquinar y a tramitar. Él estaba en Ingenieria Civil primero, estuvo cinco semestres y se cambió a Arquitectura. Ahí el cambio no se ve tan radical, y le revalidaron bastantes materias. Cuando le pregunté si realmente valía la pena, lo vi, con los ojos hinchados porque llevaba varias noches sin dormir, en frente de la computadora y con una sonrisa de oreja a oreja me dijo: "Sí, totalmente". Un punto más a favor para cambiarme de giro.

Finalmente, tenía que ver los planes de estudio, para ver a donde me dirigiría ahora. Estaba entre tres carreras: Psicología, Arquitectura y Diseño. Todo menos ingeniería. Decidí que quería Diseño porque desde que recuerdo me interesa, por lo tanto, empecé a preguntar entre amistades que estudiaban diseño. Me contaron de que se trataba la carrera y cómo los había tratado hasta ese momento. No hubo de otra, definitivamente era lo que más me interesaba.

En la actualidad, disfruto bastante ir a la escuela, ya pasaron dos años y voy por un semestre más. Se me ha pasado demasiado rápido el tiempo. Voy a la mitad (en cuanto a materias cursadas) y no lo he sentido.

Ahora el panorama se ve muy distinto. Puedo presumir que me gusta lo que hago y me divierto lo suficiente como para regresar al siguiente día. No me importa desvelarme con tal de que el trabajo o proyecto que estoy haciendo, sea de mi entero agrado. Tengo un lado perfeccionista a final de cuentas.

Puedo quedarme inmerso en mis pensamientos buscando la solución a algún problema planteado. Incluso cuando estoy por dormirme, lo cual es un problema, si se me ocurre algo muy bueno, tengo que levantarme para anotar o dibujar lo que acabo de ver entre sueños. Extrañamente cuando uno empieza a quedarse dormido, esa acción viene acompañada de un bombardeo de ideas. Aunque no se limita sólo en ese momento. También cuando uno está efectuando cualquier acción rutinaria, la inspiración puede hacer acto de presencia.

Se dice que la inspiración existe, sólo que te tiene que encontrar trabajando. El estar pensando o tener en mente algún proyecto es una manera de trabajar en él. Claro que cuando uno se enfoca de lleno, haciendo bocetos, pruebas o investigación al respecto, la inspiración llega más temprano, o al menos no tan inesperadamente.

Uno se fija en detalles que antes no se fijaba, de todo a nuestro alrededor. Casi como aprender a leer de nuevo. Detalles que uno ya no puede ignorar. Elementos de la ciudad, anuncios, letreros, objetos. Y en la naturaleza también, los colores, las formas y su armonía.

Es un vicio, esto del diseño.

2 comentarios:

is dijo...

bn Ricardo!!! que bueno que encontraste pasión en el diseño, sin pasión no se vive!!!! Ja, mientras lo leia recorde el hurto de tu mochila, jajajaja, todavía me da risa (de nervios, por supuesto)!

tolonche dijo...

señor que rico sazon le pone a sus escritos, como decian los profes en la primaria "sigue asi".
Y la neta que bien que encontro que lo suyo es el diseño y no porque sea diseño sino porque es frustrante cuando no haces o estas estudiando otra cosa que no es lo tuyo, asi si es un martirio ir a la escuela... bueno tambien cuando lo molestan o cuando tiene examen o... bueno regresando al punto, lo mejor es que cuando te gusta lo que haces, te diviertes y le metes toda la galleta posible, no importan desvelos, estres y todo eso porque es ahi cuando te das color de que épale!! esto es lo mio!